“Una mala experiencia, una oportunidad”

En las últimas horas, el mercedeño contó en sus redes sociales una situación que le tocó vivir en la última Fiesta Nacional del Chamamé con su pequeño hijo.

El músico chamamecero y recitador Juan Pablo Barberán publicó en sus redes sociales “la mala experiencia” que le tocó vivir junto a su hijo, en la Fiesta Nacional del Chamamé. El mercedeño actuó el domingo 15 de enero en la Fiesta Grande y hace unas horas, escribió en sus redes sociales:  

“Luego de unos días, quiero compartir con ustedes una muy mala experiencia que tuvimos en la Fiesta Nacional del Chamamé con mi familia. El sábado 21 de enero llegamos muy temprano a nuestra fiesta de Chamamé. Crecencio, mi hijo (El niño de la foto), tiene TEA y, al ingresar, quedó impactado con la pantalla gigante y la escenografía del anfiteatro. Subimos a una de las pistas de baile anexas al escenario, donde no había ni una sola pareja bailando, ya que (repito) era muy temprano.

En una primera aproximación con una chica de seguridad ‍, le comento que tiene TEA y que, en cuanto lleguen algunas parejas de baile, nos iríamos. Crecencio estaba realmente impactado con la pantalla.

Algunos minutos después, se presenta un Sr. (No sé su nombre), con una linternita en la mano, arrojándose facultades respecto a la seguridad del evento y diciéndome que lo saque “si o si” porque lo compromete. En esta oportunidad fue mi sra. quien le comentó su condición, que se encontraba muy excitado y en cuanto se regule un poco, nos iríamos. A lo que el Sr. de la linternita contestó: “A mí no me importa, que se vaya a regular a otro lado”, indicando la zona de los baños.

Más allá de la rabia personal que nos genera la actitud del Sr. de la linternita, su atrevimiento, su enorme cobardía, la falta de respeto y empatía demostrada, no queremos que este sabor amargo se quede en una mala experiencia. No quiero dejar de compartir nuestra fiesta con mi hijo. No podemos esconder a las personas “distintas” porque “no encajan” o porque “comprometen” a alguien.

Un error lo puede cometer cualquiera, pero si sucede nuevamente ya no podemos hablar de errores sino de complicidad.

El único objetivo de esta publicación es generar el marco legal adecuado (Leyes, decretos reglamentarios, reglamentos, etc.) para que todas las personas encargadas de la seguridad de cualquier tipo de eventos se encuentren debidamente formadas y capacitadas para poder tratar y vincularse con personas con TEA u otros trastornos o discapacidades. La seguridad debe ser para todos. Tal vez ya no podamos educar al Sr. de la linternita (Deberían haberlo hecho en su casa), pero sí, estamos a tiempo de instruirlo para que estas cosas no vuelvan a suceder”.

El posteo de Juan Pablo finaliza con el hashtag #HablemosdeAutismo.