Una pelea absurda que derivó en un crimen atroz: Soledad discutió con sus vecinos y la mataron de 12 puñaladas

Tenía 36 años y cuatro hijos. Fue asesinada en plena calle en El Calafate, cuando volvía de comprar bebidas para el festejo de cumpleaños de su mamá. Tres acusados fueron a juicio y el miércoles se conocerá la sentencia.

El plan era comprar unas bebidas para extender el cumpleaños de su mamá. Pero en el camino, Soledad Burgos, de 36 años y madre de cuatro hijos, fue asesinada a puñaladas en plena calle en El Calafate, Santa Cruz. Los acusados son sus propios vecinos: un padre y sus dos hijos -un varón y una mujer- fueron juzgados en los últimos días y el veredicto se conocerá este miércoles 23.

La madrugada del 2 de agosto de 2022, Soledad salió de su casa en el barrio 90 Viviendas junto a dos hermanos y un sobrino que entonces era menor de edad. Recorrieron unos 300 metros hasta el kiosco más cercano. En el trayecto atravesaron la casa de los Zúñiga, una familia con la que no se llevaban bien.

“Mi sobrino iba en moto e hizo ruido al pasar. Eso les molestó y ahí salieron a amedrentar”, cuenta Mabel (34), hermana de la víctima.

Hubo un intercambio de palabras y volaron algunos insultos, algo que se había hecho costumbre cada vez que se cruzaban dentro de una ciudad de 20 mil habitantes en la que -por fuera de la afluencia turística habitual- es fácil encontrarse. Minutos después, Soledad y los suyos compraron las bebidas y emprendieron el regreso a casa. Al volver, cuenta Mabel, “los Zúñiga los estaban esperando armados con cuchillos”.

Soledad recibió 12 puñaladas -además de golpes- en distintas partes del cuerpo y se desangró a pocos metros de su casa. Estaba tirada en la vereda cuando llegaron los policías del Comando de Patrullas y de las comisarías Primera y Segunda. La víctima fue trasladada de urgencia al hospital SAMIC, pero los médicos no pudieron salvarle la vida.

Luis Zúñiga y sus hijos, René y Verónica, fueron juzgados la semana pasada durante cuatro audiencias desarrolladas en la sede del Concejo Deliberante de El Calafate. La acusación que llegó a debate fue “homicidio calificado por ensañamiento y alevosía con el concurso premeditado de dos o más personas”.

La fiscal Verónica Zuvic pidió prisión perpetua para el padre y su hijo varón, mientras que para la mujer solicitó 12 años al señalarla como partícipe directa del mismo delito. “Verónica dijo que había sido ella. Se autoincriminó para hacerlos zafar a su padre y a su hermano de una condena por femicidio, algo que de todos modos la fiscal no tuvo en cuenta”, lamenta Mabel.

El dolor del hermano de Soledad: “Intentaba hablarle y se ahogaba con su propia sangre”

El crimen causó conmoción por diversas razones. Era el primero en El Calafate desde el que tuvo como víctima a Fabián Gutiérrez, el secretario “arrepentido” de Néstor y Cristina Kirchner, asesinado el 2 de julio de 2020 por tres jóvenes que lo torturaron y estrangularon para robarle en su casa. Fue un estruendo, también, por la mecánica del hecho y la banalidad de la discusión que lo originó.

“La pelea con ellos arrancó una vez que mi hermano Juan, que entonces tenía 16 años, le pegó un pelotazo a un nieto de Luis Zúñiga, de 13, mientras jugaban al fútbol”, detalla Mabel, y cuenta que aquella tarde de 2020, el mayor de los acusados reaccionó con una violencia inusitada: “Lo tiró a mi hermano y lo empezó a ahorcar en el piso. Ahí se metió otra hermana mía, Yamila, y le tiró un piedrazo para que no lo matara”.

Durante la segunda jornada del juicio, el hermano de Soledad que presenció el crimen hizo una reconstrucción in situ del hecho.

“Nos cruzaron cuando volvíamos de comprar y nos empezaron a atacar. Cuando vi que tenían cuchillos, quise sacar a mi sobrino para que no lo apuñalaran. Fueron apenas unos segundos y ahí la vi a mi hermana arrodillada y agarrándose del cuello”, contó Andrés Burgos, y retrató lo que fueron aquellos minutos en que la vida de su hermana se apagó en sus brazos: “Me quedé acostado con ella, tapándole la sangre. Le preguntaba de dónde le salía, pero la verdad es que tenía heridas en todo el cuerpo. Y no podía hablarme. Lo intentaba, pero se ahogaba con la misma sangre”.

“Los acusados no se metieron con los hombres: fueron directamente a apuñalar a Soledad”

La investigación probó que, aparte de ser una mujer atacada a cuchilladas entre varias personas, Soledad sufría una miopía degenerativa que le impedía ver con claridad a más de un metro de distancia y el lugar donde fue asesinada tenía poca luz. Además, la víctima tenía un alto contenido de alcohol en sangre en el contexto del festejo familiar.

“Estaba bastante tomada y fueron directo a ella. Era imposible que pudiera defenderse”, sitúa Mabel, y vuelve sobre la duda existencial que -presume- jamás la abandonará. “No sé por qué a Sole. Nunca se había metido con esta gente, ni siquiera era con ella el problema. De hecho, la primera reacción de mi hermano Andrés cuando fueron sobre ellos fue proteger a mi sobrino: pensó que el problema era con él por haber hecho ruido con la moto”, evoca.

Si bien se mostró conforme en general con el desarrollo del juicio, Pablo Ferro, abogado querellante junto a Ethel Gassmann, cuestionó la conclusión de la fiscalía al no endilgarle a Verónica Zúñiga la misma responsabilidad que su padre y su hermano en el crimen. “Nosotros entendemos que la condena debe ser perpetua para los tres. Son las acciones de los tres en conjunto las que asesinaron a Soledad”, planteó a TN.

También criticó que la figura del femicidio haya quedado al margen de la acusación fiscal. “Es un crimen de odio a la mujer. Los atacantes no fueron por los hombres, sino que directamente apuñalaron a Soledad”, remarcó.

“No hubo ninguna muestra de arrepentimiento por parte de los acusados. Entraron al juicio riéndose como si nada. Se la pasaron diciendo mentiras y ensuciando a mi hermana porque había tomado alcohol en un festejo de cumpleaños, como si ella se hubiese buscado que la mataran de 12 puñaladas”, relató Mabel.

“Intentaron embarrar la cancha planteando el crimen como una especie de Capuletos y Montescos por las rencillas que había entre algunos miembros de ambas familias, y a modo de justificación de la violencia. No fue un homicidio en riña. Las pruebas son contundentes y de un solo lado había armas”, agregó Ferro.

Cuatro hijos -dos de ellos, de seis y tres años al momento del crimen- quedaron sin su mamá y esperan que haya justicia en la sentencia, a cargo de la Cámara en lo Criminal de la Primera Circunscripción Judicial de Río Gallegos.