Pilu inició su emprendimiento siendo estudiante de la UNNE. Hoy regentea una creciente empresa de venta de chipas en Corrientes además de dar trabajo a 14 jóvenes, entre ellos, universitarios y universitarias. Convencido sostiene que el próximo paso será exportar chipas.
“¡Buen día, pasen, pasen!, dice Ricardo Cabrera (h) con una gran sonrisa, mientras abre el paso a su local de venta y producción de Ya Chipacitos, ubicado en calle Paraguay al 400 en la ciudad de Corrientes. Se suman a la bienvenida, los dos jóvenes que se encuentran trabajando allí, atendiendo al público y preparando pedidos.
La fábrica de elaboración y venta al público de Ya Chipacitos se encuentra en la parte delantera del hogar de los Cabrera, lugar donde resulta difícil escapar del atrapante aroma de los chipacitos recién horneados. «Siempre digo que ya usurpé esta parte de la casa de mi padre ¡de acá no me sacan más!» dice el joven empresario correntino en tono jocoso.
En amena charla, Pilu cuenta que siendo niño, siempre le pedía a su papá (junto a sus 3 hermanas) que les haga chipa. “Muy pocas veces nos daba bolilla, pero siempre que los hacía, les salían muy ricos. Y fue él quién nos enseñó a hacerlos desde chicos y su receta es la misma que utilizamos en Ya Chipacitos”, explicó.
A la receta madre que nos enseñó papá, sólo le agregamos algunos cambios para preparar nuestras variedades:
con salame, anís, maíz, queso azul, cheddar y orégano y jamón y orégano.
Chipa para los y las compas de la universidad
Una rica historia familiar vinculada con la vida universitaria envuelve a los ricos chipás de Ya Chipacitos. Es que Ricardo “Pilu” Cabrera, el joven emprendedor y dueño de la empresa, inició con su venta siendo estudiante de la facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE, donde -fiel a su espíritu emprendedor- llevaba chipas para venderles a sus compañeros de la facu.
El papá de Pilu (Ricardo), tiene la concesión del quiosco ubicado en las Facultades de Ciencias Agrarias y Ciencias Veterinarias de la UNNE hace 20 años.
“Comencé a trabajar con la elaboración de las chipas un tiempo antes de la pandemia; yo todavía estudiaba en la facultad. Vender chipas era una de mis changuitas -cuenta Pilu- lo hacía los fines de semana por redes sociales, algunas veces en la facultad y a veces, una vez por mes, iba también a las ferias de la ciudad”.
Recuerda el joven empresario que a las chipas los hacía en sus comienzos con la ayuda de sus amigos. “Ellos venían a casa y cortaban conmigo el queso en nuestro living. Además, papá en ese tiempo había comprado una amasadora para hacer chipacueritos para venderlos en su kiosco, entonces yo aprovechaba la herramienta para hacer mis chipacitos y también para ayudarlo a papá con su provisión para el kiosco de la facu”, dijo.
“Y bueno, así empezamos, relata el joven de tan sólo 25 años; pero sucedió que poco después llegó la pandemia, y mi papá se vio obligado a cerrar el negocio de la facu en tiempo de ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio) en plena fase 1”, recordó.
“Y nosotros -como toda la gente- seguíamos teniendo deudas por pagar, además de tener que seguir viviendo el día a día, entonces lo que hicimos fue enfocarnos en nuestro microemprendimiento y abrimos la ventana delantera de casa y comenzamos a vender desde ahí nuestros chipás, con mucha movida de venta a través de las redes sociales”, reconoce el joven emprendedor.
Me enfoqué en ese tiempo de aislamiento en las redes sociales para hacer crecer nuestro producto. Mostrarlo, hacerlo conocido, venderlo.
Mano de obra universitaria comprometida
El gerente de Ya Chipacitos, cuenta que en tiempo de pandemia, decidió contratar a un Diseñador Gráfico para darle una imagen más profesional a su producto. “En ese tiempo pensamos con mi amigo Rodrigo en el nombre “Ya Chipacitos” para el emprendimiento”.
“Nos resultó un nombre simple y fácil de recordar. A partir de ahí, fuimos creciendo orgánicamente -reconoció- a la vez que nos dimos cuenta que ya no dábamos abasto los 3 que estábamos trabajando inicialmente (mi viejo, un amigo y yo). Decidimos entonces sumar a dos amigos más, que también eran mis compañeros de la Facultad de Ciencias Agrarias”, contó el joven empresario.
«Ellos son del interior y estaban en la misma condición que nosotros: con padres agobiados por la falta de dinero y sin poder volver a su ciudad. Sumarlos a nuestro equipo de laburo fue de ayuda mutua -reconoce- porque nosotros necesitábamos de su mano de obra y ellos de la retribución por su trabajo”, dijo orgulloso.
La mano de obra de Ya Chipacitos es muy buena y comprometida y ese compromiso, es una de las cualidades que adquirimos siendo estudiantes en la facultad, eso es innegable.
Espíritu emprendedor
En charla con el joven gerente de Ya Chipacitos, explica que tuvo la suerte de aprender las herramientas financieras necesarias para encarar este emprendimiento con pasos firmes.
“Siempre cuento que una vez me invitaron a una charla de productos de limpieza e higiene de venta por catálogo y yo aproveché y fui encubierto a varios talleres; en realidad no me interesaba vender los productos, pero sí escuchar sobre los temas financieros y de progreso personal que dictaban, conocimientos que obviamente, fui volcando a lo mío. Sumé además mucha lectura de diferentes autores y consejos de amigos empresarios”, reconoce Pilu.
El bichito del emprendimiento me picó hace 3 años y comencé sin saber absolutamente nada. Pero me instruí para progresar a paso firme.
“Tengo sangre de emprendedor, lo digo sin mandarme la parte, me reconozco así. Creo que si sigo estudiando Agronomía seguramente voy a emprender algo dentro de la facultad. Sin dudas creo que este sería un mundo mejor si todos tuviéramos esa visión emprendedora de bien. Estoy convencido de que si cada estudiante logra desarrollar un emprendimiento dentro de su vocación, seríamos primer mundo” reconoció el joven.
El apoyo de mi familia es incondicional. Mi papá Ricardo estuvo siempre en todo el proceso. Me cedió el frente de nuestra casa para proyectar de lleno mi emprendimiento.
En el final de la charla, el joven Ricardo Cabrera (h) cuenta que lleva en su ADN un gen emprendedor inquieto; lo reconoce y sabe que es esa chispa la que lo lleva a soñar en grande siempre, desde que vendía sus primeras chipas a sus compañeros de facultad hasta hoy día, que se proyecta vendiendo Ya Chipacitos al exterior.
Compartió finalmente sus sueños vinculados a su querido emprendimiento y con total seguridad dijo. “Desde el principio lo ví a Ya Chipacitos exportando sus productos a Brasil, Chile, donde sea. Sé que va a suceder… nunca dejo de soñar en grande”.
Ya en la despedida, conocimos a Don Ricardo Cabrera padre, soporte, guía y principal arenga de su hijo Pilu en todo este aprendizaje y crecimiento personal y laboral.
Dicen los viejos escritos que el fruto no cae lejos del árbol… y verlos a Ricardo y Pilu (padre e hijo) en este próspero emprendimiento trabajando asociados, felices y orgullosos de la gente que colabora con ellos, da cuentas sin dudas, de que el ejemplo fue el principal motor que incentivó a Pilu para crecer con Ya Chipacitos y soñar infinito a futuro.
Ya Chipacitos en cifras
*14 personas trabajan en las 2 sucursales, 6 de las cuales son estudiantes universitarios y universitarias
*El trabajo se distribuye en 4 secciones: Atención al público/ Cajeros – Producción – Hornos – Motomandados.
*La sede central de producción y venta se encuentra en Paraguay al 300 en la ciudad de Corrientes.
*La nueva sucursal se encuentra en Irigoyen 950.
*También en Goya- Corrientes existe un local que vende los productos de Ya Chipacitos
*Elaboran y distribuyen diariamente para casi 60 puntos de la capital correntina.
*Capacidad de producción por hora: 8,3 kg
*Capacidad de producción por semana: 1500/1600 kg