(Video) Aprendió a boxear para defenderse de su novio y ganó seis títulos mundiales: la historia de la Locomotora Oliveras

La cordobesa falleció a los 47 años tras haber sufrido un ACV. Durante su vida superó la pobreza, la violencia de género y la infidelidad de su marido con su hermana.

Alejandra «Locomotora» Oliveras, seis veces campeona del mundo en cinco categoriísa distintas, falleció a los 47 años, tras estar 14 días internada por haber sufrido un ACV el 14 de julio. Durante su carrera, que empezó a los 15 años en el pueblo cordobés llamado Alejandro, superó todas las adversidades posibles. A los 15 años fue mamá, y su pareja de ese entonces la golpeaba todos los días, incluso durante el embarazo. En una situación marginal, sin la posibilidad de estudiar debido a las necesidades familiares, se convirtió en profesional. En 2006, antes de viajar a México para competir por el cinturón de la WBC, descubrió que su hermana y su pareja tenían un amorío. 

En su entrevista para Libero vs. la Locomotora describió con una frase como fue gran parte de su infancia: «Con mi primer sueldo me compré zapatillas. Era algo que siempre quise, pero yo siempre anduve con alpargatas en los pies». En su adolescencia, su vida cambió de rumbo cuando quedó embarazada de su primer hijo. En ese momento tampoco tenía un buen pasar económico, y con su novio y el bebé vivían en una pequeña pieza. Él la golpeaba incluso durante el embarazo, hasta que diez días después del parto hizo lo mismo con el nene y para Oliveras fue un antes y un después. «Ahí me di cuenta que tenía que hacer algo. Yo siempre supe que vine a esta vida para ser feliz, así que desde ahí cambió todo para mi», señaló la boxeadora. Empezó a entrenarse en esa pequeña pieza cuando su pareja no estaba, y un día se animó a devolver el golpe. Envalentonada, agarró a la criatura, puso lo poco que tenía dentro de una bolsa de naylon y volvió para Alejandro, Córdoba, el pequeño pueblo en el que vivían sus padres y algunos de sus siete hermanos.

Sin la posibilidad de ir al colegio por la necesidad de trabajar, Oliveras se ganaba la vida en una radio, dónde leía las noticias más importantes de los diarios. Sin saberlo, la radio le trajo a su vida la posibilidad de dedicarse al boxeo. Un día, bromeó al aire diciendo que le encantaría luchar, y un boxeador que estaba de viaje en la ciudad la escuchó, se acercó al edificio y le dijo que si ella quería pelear, él le iba a organizar una pelea. Un mes después, con el carnicero del barrio como árbitro, y con trabajadores del campo como caras de las carteleras, se llevó a cabo el evento. La Locomotora enfrentó a La Yarará, una vecina conocida por pelear en la calle, y se llevó la primera victoria de su vida.

Sus primeros pasos los dio en un gimnasio ubicado en Adelia María, un pueblo cercano al suyo. Cuando llegó, el entrenador le dijo: «Vos no estás en condiciones de pelear ni contra tu sombra». A fuerza de ganas, de voluntad y empuje, como durante toda su vida, la Locomotora cambió la historia y se hizo respetar en todas las ciudades linderas venciendo a las mejores. De todas maneras, los hombres no la respetaban, la miraban con asco y la destrataban, incluso uno llegó a mirarla a los ojos y escupir al piso en señal de desprecio.

En 2006 llegó su primer gran triunfo: el título mundial de la WBC. Pero para su mala suerte, la vida le tenía guardada una trampa más. Diez días antes de viajar para pelear, encontró a su marido engañándola con su hermana. Consumida por la bronca y la tristeza, aprovechó el poco tiempo que quedaba hasta la velada para entrenarse al máximo. Cuando llegó al país, en otro evento desafortunado, le robaron los 2.800 dólares del premio.

Ya retirada, y con seis títulos en la espalda, en 2018 abrió dos gimnasios en Santa Fe. En uno de ellos trabajaban sus dos hijos, y el otro era gratis, con el fin de que los chicos que no podían pagarlo puedan aprender a boxear y no estén todo ese tiempo en la calle. Sin embargo, este último presenta una regla inexorable: todos los que concurren tienen que presentar su libreta escolar para demostrar que están estudiando. En el camino recibió miles de golpes, pero superó todas las adversidades que la vida le puso para llegar a ser la consagradísima boxeadora que fue.