Aún no llegó el calor ni la humedad, pero hay que extremar los cuidados porque se acerca la temporada alta.
El dengue está a punto de volver a azotar de manera anticipada en la Argentina y según reportes elaborados por profesionales esta etapa del año es crucial para evitar que el mosquito se reproduzca y genere ejemplares adultos que durante el verano sean vector de la transmisión de la enfermedad.
Los estudios que manejan los especialistas destacan que durante el año se producen las siguientes cuatro fases en lo que respecta a la reproducción del dengue y hay que tenerlas bien en cuenta a la hora de extremar los cuidados:
► Primera etapa: entre julio y septiembre, se registran huevos que podrían eclosionar, pero sin larvas ni adultos por lo que es un momento propicio para eliminarlos y ahorrarse dolores de cabeza luego.
► Segunda etapa: se da entre octubre y noviembre. Aquí aparecen los ejemplares adultos, pero generalmente no se detectan casos de la transmisión de la enfermedad del dengue.
► Tercera etapa: va de diciembre hasta febrero y acá se empieza a complicar el tema porque comienza la presencia del mosquito vector y la transmisión local del virus. Empiezan a subir de manera considerable los contagios de dengue.
► Cuarta etapa: es entre marzo y junio y aquí es cuando registra el pico máximo de contagios, aparece el mayor brote de la enfermedad y las guardias comienzan a colapsar por la cantidad de pacientes que se acercan a atenderse.
Qué medidas hay que tomar para prevenir el dengue
El mosquito que transmite el dengue, zika, chikungunya y la fiebre amarilla es fácilmente reconocible porque es oscuro y cuenta con manchas blancas en las patas y en el lomo.
Un dato a tener en cuenta es que los huevos del mosquito pueden resistir las bajas temperaturas, por lo que hay que extremar las medidas de precaución. Las mejores maneras de prevenir el Dengue se detallan a continuación.
Eliminar todos los recipientes en desuso que puedan acumular agua (latas, botellas, neumáticos, etc.) dentro y fuera de la vivienda y/o lugar de trabajo.
Agujerear los recipientes no utilizables antes de ser descartados. Si no es posible, romperlos o compactarlos. Colocarlos en bolsas cerradas para su retiro seguro por el recolector de residuos.
Dar vuelta, tapar o resguardar los objetos útiles que se encuentran en el exterior y pueden acumular agua de lluvia o riego (baldes, palanganas, tambores, juguetes, etc.).
Cepillar, limpiar y cambiar el agua de bebederos de animales, colectores de desagües de aire acondicionado o lluvia. Cepillar o frotar las paredes internas del recipiente es fundamental para desprender los huevos de mosquitos que están adheridos allí.
Evitar tener plantas en agua. Reemplazar el agua de las macetas o contenedores de plantas, por arena, tierra u otro sustrato adecuado. Caso contrario, cambiar el agua frecuentemente (cada 2/3 días aproximadamente, revisando que no queden larvas en las raíces) y cepillar las paredes internas de los floreros.
Rellenar los porta-macetas con arena a fin de absorber el excedente de agua al regar.
Mantener los patios y jardines desmalezados.
Destapar canaletas y desagües de lluvia.
Verter agua hirviendo en las paredes internas de las rejillas y colocarles tela mosquitera.
Mantener tapados los tanques y grandes recipientes (aljibes, cisternas, etc.) que se usan para recolectar y almacenar agua.
Mantener limpias y cloradas las piletas de natación. Mantenerlas cubiertas cuando no se utilicen.