El fútbol, las emociones negativas que genera y su consecuente expresión en fanáticos: la violencia

Romina Bogado es psicóloga deportiva, actualmente trabaja como particular en consultorio y a la par en el club Villa San Martín de Resistencia. En diálogo, la licenciada dialogó sobre las emociones negativas que giran en torno al fútbol, deporte en el cual se exponen con más afluencia las emociones de expectativas, presión y ansiedad; y en los hinchas y fanáticos las del enojo, angustia, agresión y su consecuente expresión: la violencia.

Días atrás se viralizó el video donde un padre (argentino) junto a su hijo fueron atacados por hinchas mexicanos tras perder en el último encuentro disputado en Doha, Qatar. El hombre contó -con la camiseta ensangrentada y su cara con visibles golpes- que simplemente fue agredido «por ser hincha argentino».

¿Cuál es en análisis que merece y cuál es la génesis de la violencia que emana de las canchas? Para la licenciada y especialista en deporte, hace ya 12 años, «el fútbol muestra esta parte de la agresión y de la violencia en la cancha y que no solamente se da en equipos reconocidos, sino que también -hoy en día- eso se está viendo en el fútbol infantil: entre padres y árbitros; padres y padres; y en las infancias por esta cuestión de que los padres pretenden ser entrenadores y los niños no saben qué hacer. Eso lamentablemente se ve mucho en fútbol y se está contagiando a otros deportes como por ejemplo el básquet», aseguró.

A su vez, señaló que suele desarrollarse durante instancias finales y que conlleva al «exitismo», el cual -según explicó- «es la importancia del ganar, de ocupar ése lugar, y de entender que no hay otra cosa más importante». asimismo, precisó que ello tiene que ver con «deseos no realizados por padres que ven en sus hijos futuros ‘Mesis'» y reiteró «en el fútbol se ven esas cuestiones más expuestas». «En los otros deportes quizás por el momento en que se empieza a competir, por otros valores que se trabajan o la manera de también el resto de los deportes son amateur, el fútbol es profesional, todas esas cuestiones hacen también a la diferencia de los intereses», amplió.

Respecto del Mundial, la especialista señaló que «se habla del Mundial que ‘es todo lindo’, pero también se habla de que el fútbol o el Mundial es un negocio; hay muchas cuestiones que claramente desdibujan los valores deportivos; en poner otras cuestiones sobre la mesa como pasa con el Mundial de Qatar con la violación de los derechos humanos, teniendo en cuenta que se trata de una cultura particular, todas estas cuestiones que también las exponen el deporte».

Las emociones que genera el fútbol

Consultada sobre las emociones que genera el fútbol, Bogado consideró que no es solamente el único -el fútbol- el generador de emociones: «Mi visión es que cuando vos sos apasionado de algo, se van a visualizar o se van a expresar emociones y que no todas las emociones tienen buena prensa, como es el caso del enojo, de la angustia, de la presión, las expectativas que se generan en pro de», dijo.

Para profundizar, Romina se introdujo en las últimas declaraciones del «Dibu» Martínez (arquero de la Selección Argentina). «Me quedó muy grabada la declaración que hizo el Dibu, él dice ‘tengo cuarenta y cinco millones de argentinos atrás mío’ y él es un jugador de fútbol; es decir, mostrar la presión por la que pasa al tener que ‘responder por 45 millones de argentinos'», y explicó «esta cuestión de endiosar, de ser Dios y al otro día ser el peor del mundo porque no pudiste ganar, eso es el exitismo».

Según aseveró la psicóloga, el exitismo parte también de los valores inculcados del «rendimiento no esperado», o del «no cumplir con las expectativas de otros». «En el fútbol se representa más -o se expresa más- la violencia, con respecto a tomar acciones, porque justamente las emociones lo que hacen es la tendencia a la acción, o sea, de tomar acciones violentas por mi desagrado, por mi enojo, por mi molestia, porque no se me cumplió mi deseo», cerró.

Sus posibles raíces

La especialista en deporte afirmó que se les inculca desde chico y de forma legítima «que sean agresivos», pero hay una importante diferencia entre «pedir a los deportistas que sean agresivos» y «la agresión en sí misma». Vale la aclaración: «Nosotros le pedimos a los deportistas que sean agresivos. A qué nos referimos con ser agresivos: con tener actitud en la cancha, con luchar hasta el final. Se usa la palabra ‘agresivo’, ‘ser agresivo’ pero entendido desde ese lugar, no ser agresivo psicológicamente ni físicamente, pero sí de tener actitud, tener carácter, de tener empuje, de ir hacia adelante, de eso es sinónimo y, justamente se diferencia de la agresión y del concepto de violencia, y que quizás tenga que ver más con entornos o contextos donde en las infancias se aprenden, esa violencia familiar, por maltrato, formas de conductas que son violentas», aseveró Bogado.

Además, la psicóloga afirmó que «las personas que son violentas en el ambiente deportivo, también son violentas en otros lugares. Somos las mismas personas que, claramente, nos comportamos según con quién estamos y dónde estamos, pero la base, la personalidad es la misma» y amplió, «el temperamentos es el mismo, en algunos lugares un poco más guardado o solapado y en lugares como el deporte muchas veces se muestra esa violencia y esa agresividad. Vos podes ser fanático de tu deporte, pero todo tiene un límite: el respeto y los derechos de cada uno».

Romper con el paradigma de la violencia en el fútbol

Si bien pareciera estar enraizado al futbol, la cuestión de la agresividad, de la violencia y de la competencia, hay ejemplos que permiten augurar el deporte sin valores que lo distorsionen como tal, como es el caso de la Liga Europea, donde incluso no hay rejas que dividan a la hinchada -que, de hecho, están sentados- de los jugadores.

«No va a desaparecer de un día para el otro, creo que va a llevar mucho tiempo de procesos de generaciones; hay un montón de cuestiones: tiene que ver lo cultural, lo social», dijo la psicóloga y amplió «en el deporte convergen un montón de situaciones, no es solamente la actividad deportiva, se ven también un montón de falencias: siempre el fútbol estuvo asociado a personas con menores recursos, entonces, hay toda una cuestión de educación, y todo eso marca que quizás en el fútbol confluyan o se pongan sobre la mesa todas estas cuestiones que quizás en otros ambientes están más cuidados, hay mayor educación, hay mayor contexto social de sostén».

En esa línea, la licenciada profundizó: «La mayoría de futbolistas famosos tienen historias de faltas, de violencia en la familia, de adicciones, de carencias, de muchas carencias -reiteró- porque no hablamos solamente de carencias económicas, sino también de carencia afectiva que es me parece, el factor más importante».

El auge de la psicología deportiva

«Hoy la psicología deportiva ha crecido mucho, cada vez se habla más de la importancia desde lo mental, resuena mucho, está como más naturalizada esta cuestión de que no solamente nosotros necesitamos estar bien, física o técnicamente, sino que necesitamos estar bien mentalmente sobre todas las cosas y hoy la realidad es que yo trabajo con deportistas que van a mi consultorio y solicitan optimizar su rendimiento deportivo, eso va acompañado de optimizar su calidad de vida, no desconocemos esa parte, somos también gestores en salud», afirmó Bogado y detalló «trabajamos de manera integral con la persona teniendo en cuenta todas las otras facetas que puede tener la vida según el momento biológico que esté atravesando para justamente mejorar las habilidades mentales como la motivación, la concentración, la confianza».

A su vez, hizo hincapié en la motivación  y explicó que la que se quiere inculcar «es la interna». «El deseo que a mí me genera realizar una acción, de realizar esta actividad, esa es la cuestión interna de que me siento bien haciendo esto, siento que me desafío, que me supero, que crezco como persona, a diferencia de lo que es la motivación externa que tiene que ver con buscar reconocimiento, buscar ser premiado, buscar ganar económicamente, socialmente.

El error como un castigo

La licenciada consideró que una de las raíces al los problemas latentes con las emociones es la educación, esa que «desde chico se le dice al niño ‘no llores que te queda feo’; ‘No te enojes porque está mal estar enojado’; ‘no te enojes por eso que es una pavada’, eso está mal, y eso lo vivimos desde la educación en la casa y en la escuela. Vivimos al error como un castigo y en realidad el error tendría que ser para nosotros una oportunidad para aprender. Entonces siempre que vemos a alguien con error, se lo castiga, se boicotea a la persona porque ‘no sos bueno’, porque ‘tenes un error’; la persona, ante esa frustración, también manifiesta o expresa de maneras no tan adecuadas el enojo, la angustia, la presión».

Y amplió, «cada persona vive las emociones de manera distinta por eso es importante validar las emociones: entender y aceptar, y cuando alguien está mal es ‘te entiendo y es lógico que estés mal, si algo no salió como querías’, pero bueno, ¿qué hacemos con eso? ¿qué reacción tenemos a eso?; si trato de expresarme, de ver qué me enoja, porque también esas las personas, a veces, no reconocen qué los enoja y no se puede hablar, entonces, toda esa cuestión hace que uno vaya cargando y guardando esas emociones que claramente después nos hacen mal y eso también hoy está comprobado que es base a enfermedades, a síntomas: después el cuerpo comienza a hablar», cerró la psicóloga deportiva.