Falleció este sábado, a los 85 años, como consecuencia de un grave cuadro de neumonía bilateral por el que se encontraba internado desde principios de marzo.
El actor y humorista Tristán, portador de una extensa carrera en el rubro del entretenimiento, falleció este sábado a los 85 años, como consecuencia de un grave cuadro de neumonía bilateral por el que se encontraba internado desde principios de marzo en el ala de terapia intensiva del Hospital Tránsito Cáceres, en la ciudad de Córdoba.
«Despedimos al actor Tristán, quien desarrolló una nutrida trayectoria artística de más de seis décadas en teatro, televisión y cine. Obtuvo una gran popularidad por su trabajo en el ámbito del humor y la comedia. Nuestras condolencias a sus seres queridos», publicó esta tarde la Asociación Argentina de Actores en su cuenta de Twitter.
Su hijo Mariano, al momento del ingreso de Tristán al mencionado sanatorio, había explicado a los medios que «tenía dificultad para respirar», por lo que los médicos que lo atendieron debieron asistirlo con un respirador artificial y mediante la colocación de una sonda para alimentarlo.
“Estamos todos en familia unidos para que mi papá salga adelante. Desde el día que se lo internó a hoy está mejorando de a poco. Sigo con mi cábala de rezos, y le puse unas estampitas en el colchón para oírlo de nuevo”, había agregado Mariano entonces, días antes de que el estado de su padre se agudizara de manera irreversible.
Los problemas de salud de Tristán Antonio Díaz Ocampo -tal su nombre real-, nacido el 27 de octubre de 1937 en la localidad bonaerense de Pergamino, comenzaron en diciembre de 2019, cuando sufrió una fractura de cadera a raíz de una caída mientras se encontraba en el local de unos amigos en el barrio porteño de Recoleta.
En consecuencia, el comediante fue intervenido quirúrgicamente en el Sanatorio de la Providencia, y si bien desde ese momento no pudo recuperar la movilidad, Federico, otro de sus hijos, lo calificaba como «Highlander»: «Está de buen humor, quiere levantarse y hacer de todo, ¡pero no puede! No toma dimensión de que si se mueve, se parte en dos pedazos», había comentado en esa ocasión.
Por ese motivo, el humorista se radicó poco tiempo después en Córdoba, donde fue alojado en un centro de rehabilitación y recibía las visitas tanto de Mariano y Federico como de sus hermanos Victoria y Hernán Rado -su hijo postizo-. De por sí debilitado a raíz de la cirugía y de su avanzada edad, el actor volvió a complicarse cuando en noviembre de 2020 se contagió de coronavirus.
De todos modos, en esa oportunidad gozó de una relativamente pronta recuperación durante su internación en el Hospital San Roque, donde transitó la enfermedad sin la necesidad de un respirador, con lucidez y recibiendo cuidados intermedios.
Una carrera de renombre
Con su partida, Tristán dejó una amplia carrera en la historia del entretenimiento, en la que se introdujo luego de trabajar desde en una panadería hasta como vendedor en bazares y mozo en distintos bares de su Pergamino natal, desde donde se trasladó todavía muy joven para probar suerte en Buenos Aires.
En los pagos porteños, el humorista todavía amateur logró construir progresivamente su nombre en el rubro, gracias a un semblante característico y marcado por su torpeza y su estrabismo, un combo al que supo sacarle el jugo para convertirse en un recurrente personaje secundario de gran cantidad de programas de televisión y películas de la década del 60 en adelante.
Entre ellos se recuerdan sus roles en los ciclos «Telecómicos», de Aldo Cammarota, y «La revista dislocada», guionado por Délfor Dicásolo, ambos en Canal 13; así como un paso por la pantalla grande en el que compartió elencos con los más importantes capocómicos de la época y figuras como Alberto Olmedo, Jorge Porcel, Susana Giménez, Juan Carlos Altavista y Juan Carlos Calabró, entre otros.
Algunos de los títulos que aparecen en su extensa filmografía son «El Club del Clan» (1964, de Enrique Carreras), «Disloque en el presidio» (1965, de Julio Saraceni), «Los caballeros de la cama redonda» (1973, de Gerardo Sofovich), «Donde duermen dos… duermen tres» (1979, de Enrique Cahen Salaberry) y «Los extraterrestres» (1983, también de Carreras).
«Camarero nocturno en Mar del Plata» y «Las minas de Salomón Rey», de Sofovich, y «Mingo y Aníbal en la mansión embrujada», de Carreras -todas de 1986-, también están entre lo más recordado de su carrera cinematográfica, que abandonó luego de «Tachero nocturno», de 1993 y dirigida por Carlos Galettini.
El también actor de decenas de obras de teatro hasta se permitió un hueco en su labor profesional para presentar su candidatura a la intendencia de Pergamino en 2001, pero luego de perder las elecciones, continuó -con menor intensidad- trabajando en el entretenimiento.
Se trató de un terreno en el que quizás Tristán fue a contracorriente en comparación a otros y otras colegas al mantener un perfil muy reservado alrededor de sus asuntos privados, aunque tampoco estuvo exento por completo de la polémica, cuando en 2007 y 2015 respectivamente fue acusado de acoso y maltrato por la bailarina y mediática Cinthia Fernández, con quien compartía elenco en la obra «Más loca que una vaca», y por la actriz Rita Pauls, compañera suya en la serie de Telefe «Historia de un clan».
Así todo, fue la producción cocreada y dirigida por Luis Ortega y basada en la historia real del secuestrador y asesino serial Arquímedes Puccio y su familia, lo que lo devolvió a un rango un poco más dramático en sus interpretaciones hacia el fin de su trayectoria.
En el papel del coronel retirado Rodolfo Victoriano Franco, el primer integrante de la banda de los Puccio, exmilitante de la Triple A y quien más tarde daría información clave a la Justicia sobre el líder del grupo; Tristán obtuvo un merecido reconocimiento que se tradujo en el Martín Fierro en la categoría de Mejor actor de reparto por su participación en la tira.
Fuente: Telam