Los sueños rotos de Matías Chirino: la historia del subteniente que murió en su “bautismo” en Corrientes

Matías Chirino tenía 22 años y murió tras su fiesta de iniciación en las Fuerzas Armadas, un hecho que está siendo investigado por la Justicia federal y tiene 11 implicados. Su infancia y adolescencia en Río Cuarto y cómo forjó la vocación de ser militar.


Cada mañana, religiosamente, Matías Chirino despertaba con el mismo mensaje en su celular: “Buen día, flaquito”. Al otro lado de la conversación, su papá Ezequiel intentaba acortar la distancia entre Holmberg, Río Cuarto -Córdoba- y El Palomar -Buenos Aires-, donde el joven forjaba el sueño de una carrera en el Ejército Argentino.

El domingo pasado, el hombre recibió el llamado de un jefe militar del Grupo de Artillería de Monte 3 de Paso de los Libres, Corrientes. Hasta allí había viajado Ezequiel para acompañar a Matías en el inicio de su misión como subteniente del destacamento. Eran las 8 de la mañana del Día del Padre.

-¿Usted es el papá de Matías Chirino? Venga a buscarlo. Está muerto.

Ezequiel, que había pasado la noche en el Hotel Alejandro -a unas 20 cuadras de la base militar- cortó y tiró el celular al suelo. Segundos después, envuelto en desesperación, devolvió la llamada y confirmó la noticia más dolorosa: Matías había sufrido una broncoaspiración. Se había ahogado con su propio vómito tras un exceso de ingesta de alcohol y comida en una fiesta de iniciación, su “bautismo” en las Fuerzas Armadas.
El padre, convertido en querellante de la causa, denuncia que su hijo fue sometido a diversos maltratos: que lo obligaron a tomar alcohol contra su voluntad y lo forzaron a tirarse a una pileta con agua sucia en una noche donde la temperatura apenas alcanzaba los 3 grados.

Hay 11 oficiales denunciados por abuso de autoridad, incumplimiento de los deberes de funcionario público y abandono de persona. El hecho es investigado por la Justicia federal de Paso de los Libres luego de que la Justicia provincial se declarara incompetente, dado que la muerte se produjo en un destacamento del Ejército Argentino.

Cómo sentía y pensaba Matías Chirino, el joven subteniente muerto en una fiesta de iniciación en el Ejército

Matías Chirino tenía 22 años y una amplia sonrisa. “Si te fijás, en todas las fotos sonríe. No hay ninguna donde esté serio. Él era eso que ves: alegre, simpático, con muchos sueños. Era muy educado y bondadoso”, cuenta Valentina (21), su novia. “El día que lo presenté a mi familia se los compró a todos”.

Era el hijo mayor de Ezequiel, dedicado al corte y mantenimiento del césped en countries y complejos deportivos; y Mónica, empleada doméstica. Tenía una hermana, Ariana (18), a la que adoraba y con quien compartía su afición al entrenamiento físico: a los dos les gustaba mucho correr y él la alentó a participar en varias maratones en Córdoba.

Matías era hincha de Boca y no pudo cumplir su sueño de conocer la Bombonera: “Últimamente estaba tratando de conseguir alguna entrada, y se lamentaba porque era difícil”. Cuenta Valentina que a él le gustaba ayudar a su papá en el trabajo: “Siempre lo acompañaba y agarraba la cortadora. Era muy servicial”. Su tía, Valeria, dice: “En este momento no soy capaz de hablar. No puedo con tanto dolor. Solo te puedo decir que era una persona maravillosa, llena de sueños”.

El joven cursó los niveles primario y secundario en el Colegio Luterano Concordia de Río Cuarto. Y a los 17 viajó a Buenos Aires para iniciar sus estudios en el Colegio Militar de El Palomar, donde se recibió de subteniente en diciembre último. Vivió en la base de cadetes hasta mediados de 2018, cuando se mudó a una casa en Caseros con tres compañeros.

Dos de ellos estuvieron en la fiesta de iniciación que terminó en tragedia. Hoy se encuentran suspendidos por el Ejército, aunque se estima que sus testimonios serán clave en la causa instruida por el fiscal Fabián Martínez.

El coronel que lo ayudó durante la carrera

Matías se enamoró del oficio militar de chico y tuvo un tutor, Hilario Aguirre, coronel retirado que es vecino de los Chirino en Holmberg. Él lo acompañó durante la carrera y lo aconsejó sobre cómo moverse en el Ejército.

“Era un chico con un gran futuro en las armas. Abrazó la carrera con una vocación impresionante. Antes de terminar el secundario me dijo que quería entrar al Colegio Militar. Lo llegué a apreciar muchísimo y en él veía reflejada mi juventud”, inicia la charla.

Aguirre cuenta que la última vez que habló con el subteniente muerto fue en abril, y que él mismo le había dicho que el Grupo de Artillería de Monte 3 de Paso de los Libres era un lugar apropiado para comenzar su recorrido en las FFAA. “Es una unidad veterana de guerra en Malvinas. El general (Martín) Balza fue el jefe. Era un lugar hermoso para ir destinado. Lo sé porque soy correntino y estuve en Santo Tomé”, asegura.

El ex militar asegura que las fiestas de iniciación “ya no existían más hace muchos años”, y sostiene que nunca se trató de un rito obligatorio: “Yo siempre las vi como una despedida de soltero en mi época, o ahora cuando los chicos arman la previa para ir a bailar. Son ceremonias que tienen otro espíritu, pero a veces hay situaciones que se descontrolan”.

Aguirre no tiene dudas al calificar el “bautismo” que le costó la vida al subteniente: “Es muy grave. Y evidentemente hubo un acto de desobediencia. La Justicia se encargará de decirnos qué ocurrió”.

Murió enamorado de Valentina -a quien había conocido en 2019- y en su foto de perfil de WhatsApp quedó una foto que los mostraba abrazados en una plaza. “Espero que hayan alcanzado los ‘te amo’ que te dije para que te fueras sabiendo que eras mi persona favorita, mi complemento y siempre mi mejor elección. Me hacías sentir en una película romántica y prefiero seguir soñando que vamos a tener un final mejor. Qué injusta fue la vida con vos, mi amor”, lo despidió ella en Instagram.

El domingo pasado, de madrugada, Matías se fue a dormir y no despertó. “Yo planeaba recibirme este año de contadora y mudarme con él a Paso de los Libres. Ambos teníamos el apoyo de las dos familias”. Fue otro sueño sepultado en un ritual absurdo que terminó en tragedia.