¿Por qué el caso de Taiwán y China no es igual al de Ucrania y Rusia?

La guerra entre Rusia y Ucrania lleva ya una semana, y las principales ciudades ucranianas siguen siendo bombardeadas mientras las columnas acorazadas rusas avanzan desde el norte, este y sur.

En las semanas previas a la invasión, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, indicó en varias oportunidades que el origen de la crisis estaba en el acercamiento de los últimos años entre Ucrania y la OTAN, así como también en las presuntas amenazas de seguridad a los rebeldes prorrusos que pelean una guerra desde 2014 contra Kyiv en la región de Donbás.

Putin dijo también que rusos y ucranianos, independizados de la Unión Soviética en 1991, eran «un solo pueblo», criticando en cambio al gobierno del presidente Volodymyr Zelensky.

La situación ha provocado comparaciones con la disputa entre China y Taiwán, del otro lado del mundo, dado que tanto Taiwán como Ucrania son democracias favorables a Occidente cuyo statu quo podría verse alterado por poderosas autocracias.

¿Pero es realmente posible comparar conflictos tan distintos?

En qué consiste la disputa entre China y Taiwán

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China y Taiwán protagonizan un conflicto de larga data, que se basa en el hecho de que ambos gobiernos –en Beijing y Taipei– reclaman desde la primera mitad del siglo XX ser los gobernantes legítimos de todos los territorios de China, incluida Taiwán.

El nombre oficial de Taiwán, República de China, se remonta a su fundación en 1911 tras el colapso de la última dinastía imperial de China. Bajo el liderazgo del Partido Nacionalista, o Kuomintang (KMT), el país debió enfrentarse a comienzos de la década de 1930 y luego durante la Segunda Guerra Mundial a los avances del Imperio del Japón, así como también al creciente poder de los comunistas chinos liderados por Mao Zedong.

La República Popular China, con capital en Beijing, fue fundada en 1949 tras ganar la guerra civil china contra las fuerzas del Kuomintang, que tras perder el control del territorio continental se retiraron a la isla de Taiwán. Desde allí continúa hasta la actualidad el gobierno de la República de China, con capital en Taipei.

Separados por un estrecho, posturas ideológicas contrarias y un conflicto histórico, las dos Chinas –la República Popular China y la República de China– han coexistido desde entonces en medio de tensiones, a pesar de compartir tradiciones, cultura y una lengua en común, el chino mandarín.

Representantes de la China continental y Taiwán mantuvieron un acercamiento a comienzos de la década de 1990, coronado por la cumbre de 1992 en Hong Kong, en ese entonces aún bajo el control del Reino Unido.

Beijing y los partidos pro-reunificación en Taiwán aseguran que durante ese encuentro hubo acuerdo en lo referido al principio de “una China”, es decir que ambas partes reconocen la existencia de un solo país que debe ser de reunificado.

Pero discreparon en cuanto a quién es la autoridad legítima para hacerlo e incluso en el alcance de ese “consenso de 1992”, hoy incluso rechazado por la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, cuyo partido tradicionalmente defiende la independencia formal de la isla.

En los últimos años, las tensiones militares entre Beijing y Taipei, que cuenta con el apoyo de Estados Unidos, han ido en aumento, al punto de que la perspectiva de una invasión de Taiwán por parte de la República Popular parecer haberse vuelto una posibilidad.

El presidente de China, Xi Jinping, incluso ha prometido que Beijing nunca permitirá que la isla se vuelva formalmente independiente y se ha negado a descartar el uso de la fuerza, si es necesario, para recuperar la isla.

El conflicto entre Rusia y Ucrania

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Las tensiones entre Rusia y Ucrania son aún más antiguas, aunque con grandes diferencias.

Rusos y ucranianos tienen un origen común en el estado eslavo medieval de Kievan Rus, pero ambos países avanzaron de manera separada durante siglos, en los que surgieron dos idiomas y culturas.

Con el tiempo Rusia se convirtió en un imperio, mientras Ucrania no logró establecer su propio estado y en el siglo XVII grandes partes de su actual territorio pasaron a estar bajo el control de Rusia, según registra la Enciclopedia Britannica.

Tras el colapso del Imperio ruso en 1917, luego del desastre en la Primera Guerra Mundial y la Revolución rusa, Ucrania fue brevemente independiente, hasta que a comienzos de la década de 1920 pasó a formar parte de la Unión Soviética.

Tanto bajo el dominio imperial ruso como el soviético, Ucrania fue sometida a programas de rusificación y las tensiones se mantuvieron siempre latentes.

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En 1991, tras el colapso de la Unión Soviética, Ucrania volvió a ser independiente y lo sigue siendo hasta el momento.

En las últimas décadas Kyiv puso la mirada en Europa y su interés de pertenecer a la OTAN, lo cual avivó aún más las tensiones con Rusia, que en 2014 anexó la península de Crimea –perteneciente a Ucrania– y prestó apoyo a los rebeldes prorrusos que se levantaron ese mismo año en la región de Donbás.

En julio de 2021 el mismo Putin dijo, en un largo ensayo, que rusos y ucranianos eran «un solo pueblo» También señaló que Occidente había corrompido a Ucrania y la había sacado de la órbita de Rusia mediante un «cambio de identidad forzado».