Seleccionado chaqueño de Básquetbol: su hora más gloriosa y trágica a la vez

El 26 de enero de 1963, el seleccionado chaqueño de basquetbol, vivía su hora más gloriosa y trágica a la vez. Aquel gran equipo conformado por Carlos “Carlucho” Lutringer (capitán), Wilfredo Simoni; Hugo Borelli; Rolando Velozo; Néstor Carlen; Pablo Lischuk; Raúl Verón Iriñes; Walter Dosso; Ernesto Roig; Edgardo Outeriño; Roberto Valussi; Steivel y como DT. Ángel Delovo, llegaba a la primera final de su historia y el Chaco todo estaba pendiente de aquel gran acontecimiento.

Así fue que se juntaron cinco amigos (Alberto Velazco, Benjamín “Tango” Margoza, Isaac Díaz Setuvi, Julio Velozo y Juan Cabrera) amantes del básquet, que decidieron ir a ver la final. Contrataron un avión del Aeroclub Chaco y partieron rumbo a Mendoza, en el trayecto en jurisdicción de la Provincia de Santiago del Estero, un frente de tormenta se interpone en su vuelo y ocurre el infortunio. Su piloto Cesar Bellini trató de sortear la tempestad pero fue en vano: el Cessna se precipitó a tierra, falleciendo sus seis ocupantes.                                 

Esta noticia conmovió al Chaco entero y ni hablar de la delegación que nos representaba en Mendoza, eran todos grandes amigos y parientes.   

Se propuso suspender el partido final por los momentos vividos, los jugadores estaban acongojados y angustiados a la vez. Pero Córdoba -el ocasional rival- no aceptó. Se jugó igual, ya sin los aportes de dos importantes figuras como Walter Dosso y Rolando Velozo, parientes directos de los accidentados. Los que se presentaron en la cancha estaban destrozados anímicamente, pero con el orgullo de deportistas muy alto. La final fue apoteótica, no se pudo triunfar, pero se ganó la admiración de todo su pueblo, un hecho que nos marcó a fuego a todos los amantes del Básquetbol Chaqueño.

Mirto y Laurel

La nota del diario “El Territorio” decía: “Ante el dolor del Chaco, vayan nuestras ofrendas de mirto y laurel. El mirto, para la tumba de los entusiastas deportistas que iban a Mendoza a presenciar la última actuación de familiares y amigos en el campeonato de básquetbol y el laurel por haber obtenido Chaco por la primera vez, el vice campeonato de este deporte. Pero vaya esta consagración al equipo chaqueño, más que nada por su gesto deportivo, pues no obstante conocer el triste suceso en el que perdían la vida personas que les eran tan íntimamente queridas y entrañablemente solidarizadas con ellos, acallando el dolor de la pérdida y devorando las lagrimas salieron a la palestra y jugaron como pocas veces lo hicieron, sobreponiéndose al infortunio con la ley de los fuertes y la determinación de los bravos. Ya Lo ha dicho el poeta: «Siempre en el fondo del estanque fango. Siempre el gusano en la gallarda flor. Siempre el consorcio eterno indestructible, la gloria y dolor». Mirto y laurel en una misma jornada de satisfactoria consagración de vice campeones de una de las justas deportivas más hermosas realizadas en el país en todos los tiempos.

La fatalidad quiso poner crespones donde solamente debieron reinar las satisfacciones de una proeza, que colocó al básquet chaqueño en tan alto sitio de superación.

Nota de la Federación Chaqueña de Básquetbol

La Federación se dirigía sus jugadores de esta manera: “Felicitamos a Uds. Por medio de esta nota… Pasaran los años y los resultados cambiantes podrán llevarnos arriba o debajo en la tabla de posiciones, pero más preciado que el título de subcampeones nacionales, Uds. han conquistado para el Chaco el título de campeones del espíritu deportivo y se lo ha otorgado el país todo…” “Queremos destacarlo y repetirlo para ejemplo de nuestra juventud, para que todos aquellos que vistan la divisa chaqueña en cualquier terreno deportivo, y por extensión al social, artístico o cultural, los recuerden permanentemente como motivo de emulación, y que en los cuatro puntos cardinales del país se conozca que en el Chaco hay una sociedad culta y viril…” Firman la nota doctor Eduardo Siri, presidente y Néstor Fornari, secretario.

Por Roli Pérez Beveraggi